jueves, 10 de diciembre de 2009

CANCION EMBLEMATICA DE SINALOA

EL SINALOENCE
Desde Navolato vengo dicen que naci en el Roble, me dicen que soy arriero por que le chiflo y se para. y si les aviento el sombrero ya veran como repara, Ay Ay Ay Mama por dios.
Por dios que borracho vengo que me siga la tambora, que me toquen el quelite, despues el niño perdido, y por ultimo el torito pa que vean como le brinco Ay Ay Ay Mama por dios.
Me dicen el enamorado pero de eso nada tengo tambien me dicen el negro, negrito pero con suerte y adentro me sale un gallo, no me le rajo a la muerte Ay Ay Ay Mama por dios.
Por dios que borracho vengo que me siga la tambora, que me toquen el quelite, despues el niño perdido, y por ultimo el torito pa que vean como le brinco Ay Ay Ay Mama por dios.
Soy del mero Sinaloa, donde se rompen las olas Me gusta una que ande sola y que no tenga marido pa no estar comprometido, cuando resulte la bola Ay Ay Ay Mama por dios. Por dios que borracho vengo que me siga la tambora, que me toquen el quelite, despues el niño perdido, y por ultimo el torito pa que vean como le brinco Ay Ay Ay.
LEYENDA DE SINALOA
Cuentan que el 3 de agosto de 1655, el caporal Bonifacio Rojas se percató de que le faltaba una res y corrió a buscarla. Se fue por el río y llegó a un lugar que hoy se conoce como la loma de Santiago y desde allí divisó la res que se había extraviado.A toda velocidad corrió hacia ella y en la carrera se le rompió el rosario que llevaba puesto; todas las cuentas cayeron al suelo y se dispersaron. Para no detenerse, Bonifacio lanzó su sombrero en ese lugar para que, al regreso, le fuera más fácil identificarlo.Cuando las últimas luces del día comenzaban a desaparecer y aún sin encontrar su res, decidió regresar al lugar donde había quedado su rosario.Como la noche había caído encendió una fogata. Al despertarse a la mañana siguiente tuvo una enorme sorpresa: donde la fogata había una gran cantidad de plata adherida a una peña.Al ver la plata, lo primero que hizo el español fue dar un tajo en la peña, y con ello inició la explotación de este precioso metal. Desde entonces se le llama Mina de Tajo; así surgió la ciudad de El Rosario y se atribuye la fecha antes mencionada como la de su fundación.En 1780 El Rosario era el poblado más próspero del noroeste, con una población de 7 mil habitantes. Fue el primer enclave electrificado en esa región del país y además fue elevada al rango de ciudad-asilo, pues temporalmente estuvieron allí los Poderes del Congreso de Sinaloa.Los trabajos subterráneos se extendían debajo de la población en una extensión cercana a las 150 hectáreas y la distancia lineal que cubría sus galerías, tiros, pozos, cruceros y caminos, accesibles y en tráfico, era de 70 kilómetros.

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